El procesamiento inicia realizando el blend de tabaco en función de la demanda de clientes. Esto significa que, en la mesa de alimentación se colocan en diferentes porcentajes diferentes calidades de tabaco de acuerdo a las especificaciones que indica el cliente.
Una vez realizada la etapa de blendear, se procede al acondicionamiento que se trata de lograr darle al tabaco la temperatura y humedad óptima para entrar finalmente a la etapa de despalillado con 50° y alrededor de 20% de humedad.
El despalillado consiste básicamente en separar la lámina que tiene la hoja del palo, el mismo se realiza mediante un equipo encargado de rasgar la hoja de tabaco separando la nervadura central, luego al encontrarse las partes separadas pero en una misma mezcla, mediante un sistema de diferencia de densidades donde los separadores tienen una corriente ascendente, lo más liviano sube y lo más pesado queda, logrando extraer solo la lámina que es el producto esencial la cual sube para la línea de secado, mientras que el palo continúa su viaje a otro separador.
En la línea de secado se consigue la temperatura y humedad final que es aproximadamente del 12% dependiendo de los requerimientos del cliente.
Finalmente se procede al empaque en cajas de generalmente 200 kg, realizando toda la trazabilidad del producto que será destinado a centros de almacenamiento y luego viajará hacia el mercado internacional.
Cabe destacar que en cada punto del proceso, el tabaco atraviesa diferentes chequeos de calidad, donde se controla temperatura, eficiencia de separación, nivel de «scrap» y limpieza del palo, entre otras características que sean necesarias corroborar a fin de lograr un proceso eficiente, de calidad y que permita también aprovechar la mayor cantidad de lámina que es el producto de valor de la hoja.
Así lo describió Patricio Lyons, gerente de operaciones de la Cooperativa de Tabacaleros de Jujuy, te invitamos a mirar la entrevista completa.