martes, 05 noviembre 2024
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Dos caras de la misma moneda

Quieren erradicar el cultivo de tabaco

El tabaco es perjudicial para la salud, pero también lo es el azúcar, ahora los edulcorantes, las grasas saturadas, la sal, la inactividad física, el exceso de sol, entre otros. Hay un sinnúmero de costumbres y de situaciones que no son favorables para la salud de las personas y, en líneas generales, la población conoce todas ellas.
En el caso específico del tabaco, los 31 de mayo de cada año se celebra en todo el planeta el “Día Mundial Sin Tabaco”. La Organización Mundial de la Salud propone esta fecha “para informar al público acerca de los peligros que supone el consumo de tabaco, las prácticas comerciales de las empresas tabacaleras, las actividades de la OMS para luchar contra la epidemia de tabaquismo, y lo que las personas de todo el mundo pueden hacer para reivindicar su derecho a la salud, a una vida sana, y proteger a las futuras generaciones”.
La contracara de esta problemática son los cultivadores de tabaco de todo el mundo que cada año ven mermadas sus oportunidades laborales y la subsistencia de sus familias como consecuencia del avance de la OMS a través del Convenio Marco para el Control del Tabaco (CMCT) y la desprotección de algunos gobiernos para con sus propios agricultores.
Según el registro del ITGA (Entidad Mundial que agrupa a los plantadores de tabaco), en el planeta hay más de 40 millones de productores y la gran mayoría de ellos residen en China y países africanos, muy pocos en Europa o Estados Unidos y muchos en Brasil y Argentina. Mayoritariamente el cultivo está en manos de productores minifundistas que alimentan a sus familias, crían a sus hijos y sobreviven gracias a esta producción.
La mayoría de los países productores han propuesto alternativas productivas para reemplazar este cultivo por otro más amigable con la salud, sin éxito alguno. La excepción sólo la lograron Naciones altamente desarrolladas que prefirieron subsidiarlos a cambio que desarrollen otra actividad.
En Argentina, por ejemplo, los intentos de diversificar la actividad o reemplazar al cultivo no tuvieron éxito. En las 7 provincias donde se produce tabaco, (cultivo generador de mano de obra) esta actividad fortalece a las familias, genera oportunidades a las cadenas de valor y produce divisas al Estado.
El tabaco es un cultivo por ahora irremplazable, que permite que más de 12 mil familias en Misiones tengan un sustento y accedan a una obra social; y que, en Salta y Jujuy formen parte de una economía regional que dinamiza a muchos pueblos y dignifica a la gente que trabaja en el campo.
Este 31 de mayo, fecha que se destina para la concientización sobre el tabaquismo, tal vez sea el momento ideal para que la OMS reflexione sobre la necesidad de sumar a los plantadores de tabaco entre las personas a las cuales también hay que proteger. La gran mayoría son agricultores que llevan a cabo esta actividad a través de generaciones y, a partir de este cultivo, pudieron sacar a sus familias adelante.
En Argentina nuevamente se volvió a poner en la agenda parlamentaria adherir al CMCT de la OMS, que de aprobarse, llevaría a erradicar este cultivo del país, dejando sin sustento ni oportunidades de vida a miles de familias.
Por otra parte, la Organización Mundial de la Salud no escucha a los productores tabacaleros, nos los recibe, no les importa su futuro. Sería muy superador que en la próxima conferencia de las partes, los productores tabacaleros también estén representados para poder expresar su verdad.
Ratificar el Convenio Marco sería una irresponsabilidad de Argentina, porque dejaría en la calle a miles de familias y desaparecería una economía regional transversal a 7 provincias.
Este 31 de mayo, reivindiquemos la Ley 26.687 del año 2011, que el Parlamento en consonancia con la producción, consensuaron para limitar el acceso a los cigarrillos por medio de onerosos impuestos, de restricciones a la publicidad y en la concientización que fumar es perjudicial para la salud.

Restrinjamos el consumo de tabaco, pero no matemos a los productores.

Opinión por GERMAN SALOMON – Periodista agropecuario

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