Desde INTA venimos midiendo lo que es agua usada en la etapa de cultivo de campo a través del riego, en lo que llamamos evaluaciones de las performances del riego. En esta última cartera de proyectos, le hemos dado el énfasis de huella hídrica. Estamos en proceso de medir y de calibrar la metodología para el cálculo de la huella hídrica en el proceso productivo del tabaco.
Este año, caracterizado como un año de fenómeno “Niña”, ha sido hidrológicamente favorable, lo que ha influido en las prácticas de riego. Normalmente, en Valle de Armas se aplican entre cuatro o cinco riegos, pero en esta ocasión solo tuvimos tres eventos de riego. Como resultado, la participación del agua en la huella hídrica ha sido menor.
A términos generales, la huella hídrica del proceso productivo de campo en el caso del tabaco no está muy distante de otros cultivos y se encuentra muy por debajo de la producción de carne o leche. Estamos estimando valores alrededor de 381 metros cúbicos por tonelada de producto.
En una entrevista con Fernando Ledesma, técnico investigador del INTA Salta, se destacó la relevancia de estas mediciones para promover prácticas más sostenibles en la producción tabacalera.