Su empresa, Tabacalera Sarandí, se ha convertido en un actor dominante del mercado argentino de cigarrillos gracias a esta ventaja fiscal.
El empresario tabacalero Pablo Otero, conocido como el «Señor del Tabaco», admitió públicamente una estrategia fiscal que le permite eludir el pago de un impuesto clave en la industria. Esta práctica le ha otorgado una ventaja competitiva significativa, impulsando el crecimiento de su empresa, Tabacalera Sarandí, que ahora controla una porción considerable del mercado de cigarrillos en Argentina, estimada en un 40%.
Competidores en el sector han denunciado esta situación como competencia desleal, argumentando que la mayor parte del precio de los cigarrillos está compuesta por impuestos. La controversia se intensificó cuando el gobierno de Javier Milei incluyó artículos relacionados con el negocio tabacalero en el proyecto de Ley Bases.
Otero defiende su postura argumentando que el impuesto mínimo perjudica a las pequeñas y medianas empresas (pymes) en su capacidad para competir con las grandes tabacaleras, presentándose a sí mismo como un empresario pyme a pesar de su significativo volumen de mercado.
